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Quiero mostrar mi agradecimiento a J de la página Pensées por tomarse el tiempo de hacer una interesante crítica (crítica: https://www.teopensees.com/post/juegos-de-guerra-respuesta-a-catolicismo-filos%C3%B3fico) a un post reciente que publiqué en mi página de Facebook (post: https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=125278826132426&id=105283521465290). Adjunto captura de lo que escribí en el post:
La crítica de Pensées se ha basado en dos puntos centrales:
Que Dios dejaría de ser omnisciente
No es claro a lo que se refiere que Dios está en otro plano del ser y cómo eso resuelve el problema
Sobre el primer aspecto, me permito aclarar: de lo que mencioné, no veo que se infiera que Dios deja de conocer al menos una cosa cierta. Más bien, mencioné que todas las cosas que son ciertas son conocidas por Dios en un solo acto simple de conocimiento, aunque para el caso de la creación estas ocurran en diferentes momentos y sean conocidas por nosotros de forma progresiva conforme (1) suceden y (2) formamos una creencia de que suceden de manera confiable -se puede abordar más la condiciones, pero sería entrar a lo que son las condiciones para el conocimiento y eso no es tema de este post, solo di una pincelada-.
Entonces, lo que me podría reclamar J de Pensées no sería que abandoné, sea total o parcialmente, la omnisciencia de Dios, sino que este punto de vista de cómo Dios conoce todas las cosas en un solo acto debería, según su apreciación, aclarar aspectos de su propia coherencia. A mi parecer, se puede abordar la coherencia de esta visión una vez que abordamos el punto 2 observado por mi amigo.
En el caso del punto 2, se pide clarificar lo que se refiere “diferentes planos del ser”. A decir verdad, tampoco lo había tenido claro, pero tuve tiempo de reflexionar. Uno podría pensar que me inspiro en Santo Tomás de Aquino y es así, sin embargo he tratado de hacer una formulación algo diferente que el santo de la Iglesia: Dios es el ser por esencia, mientras que nosotros somos seres por virtud de otros seres. Esa sería una forma general de distinguir los planos del ser. Mi inspiración en Santo Tomás es de lo que él llama los seres por participación, pero no me aventé de lleno a esto para evitar controversias filosóficas en las que, para mi propósito acá, no es necesario caer. Pero pienso que la formulación que hice capta la idea: Dios como el ser por esencia no está en el mismo plano que los seres que son por virtud de otros seres (distinción que abre paso al argumento de la contingencia).
Ahora, una vez que entramos a ver que Dios es el ser por esencia, podemos deducir que no se le puede agregar nada o en cierta forma entraría a la categoría de dependencia de al menos un otro ser. Aquí hablo de dependencia de otros seres en un sentido amplio, es decir, todo lo actualizable en un sujeto se actualiza en virtud de algo ajeno al sujeto. Es preciso, ante esto, distinguir que si postulo a Dios como el ser necesario, lo hago como “algo no dicho de un sujeto” (Chisholm citando a Aristóteles, 1992) [1], aunque en un sentido estrecho, no uno amplio que abra paso a la teología negativa, ya que sabemos por ejemplo que Dios es una Trinidad. Sin embargo, el concepto de Trinidad sigue siendo algo no dicho de un sujeto, si tomamos “sujeto”, como el término variable para designar a cualquier cosa de este mundo de la que pueda establecerse una relación sujeto - predicado.
Aclarado entonces que Dios es el ser por esencia y que esto no lo hace categorizable de la misma forma que las creaturas, es poco plausible pensar que Dios es afectado por los hechos tensos de la misma forma que nosotros. Por el contrario, de la conjunción de que (1) no se le puede añadir nada y (2) no es afectado como las creaturas, podemos decir que (1) Dios conoce todo lo que fue, es y será en un solo acto que no implica que se le añade algo y (2) Los hechos tensos en el plano de ser de las creaturas no tienen por qué tener el mismo sentido que en el plano del ser de Dios. Pongamos un ejemplo mundano de esto: la singularidad inicial del universo. Por más contraintuitivo que nos parezca, no tiene sentido aplicar las leyes de la física desarrolladas y conocidas al estado de la singularidad donde literalmente estas pierden sentido. Esto es un ejemplo meramente ilustrativo, no me tomen de que comparo a Dios con el estado de la singularidad.
Respecto a sus observaciones de la teoría B y Dios, puedo decir que así las cosas en el plano de la creación perduren eternamente, no tienen por qué entrar a la categoría atemporal de Dios. En todo caso, al apelar a esto caeríamos en mutuas peticiones de principio entre teóricos B y teóricos A al tratar el tema. Sin embargo, pienso que en un escenario de la teoría B del tiempo, el mundo también puede ser temporalmente acotado. Respecto a que afectaría el argumento de la incompletitud de la vida temporal en favor de un Dios atemporal, no es un argumento con el que me familiarice mucho y, por ende, no uso.
Notas:
[1] Chisholm, R. (1992). The Basic Ontological Categories (capítulo 1, redactado por él, del libro Language, truth and ontology). Kluwer Academic Publishers.
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